lunes, 2 de junio de 2014

VIOLENCIA FAMILIAR Y ALGO MÁS...



El  trabajo diario en la atención de casos de violencia familiar nos permite conocer y comprender cada vez más la problemática en la que viven las  familias en nuestra sociedad. Hoy, ya casi nada sorprende cuando se habla de violencia doméstica, conyugal o de familia. Tal pareciera como si se estuviera perdiendo esa sensibilidad humana por la infinidad de casos que a diario se presentan como denuncias en las diversas instituciones públicas.

Los profesionales a cargo de la atención de estos casos, hacemos todo lo que sea necesario para brindar el apoyo a las víctimas con el fin de que estas encuentren principalmente justicia; pero al mismo tiempo somos conscientes que el trabajo es aún insuficiente dado el daño psicológico, físico y moral con la que estas quedan. La violencia familiar hoy en día forma parte de un gran problema de salud pública, la gran mayoría de familias viven directa e indirectamente este tipo de problemas, el cual algunos de sus miembros si lo denuncian oportunamente, en cambio otros por diversas circunstancias no se atreven, cayendo en un grave conflicto socio familiar el cual se le  conoce como el circulo vicioso de la violencia familiar. La  gran mayoría de los ciudadanos somos conscientes de ello de existencia de la violencia familiar en los hogares, la vemos a través de los medios de comunicación, los periódicos, etc; muchos lamentamos, cuestionamos y hasta juzgamos estos actos por la crueldad de la misma y por la forma como se presentan estos casos. Lo cierto y real es que algunos aún desconocemos las consecuencias y la profundidad del dolor que sufre con la que vive cada persona y de cada familia al interior de sus hogares y las consecuencias que esto puede ocasionar a sus miembros en un futuro.

El comportamiento agresivo y violento con la que puede actuar el ser humano con otro, resulta a veces indescifrable, es por ello que es hasta cierto punto comprensible que se critique y juzgue a los culpables; pero el problema de la violencia familiar tiene una figura y un fondo mucho más marcado en cada uno de los hogares y que muchos desconocemos. Debemos ser conscientes que la solución frente a ello no termina con sancionar o sentenciar al agresor; el problema de violencia familiar va más allá de lo que nosotros nos podamos imaginar. Cuando las victimas acuden por ayuda es necesario e imprescindible extender el apoyo a toda la red familiar. Muchos nos preguntamos qué es lo que realmente está pasando con cada una de estas personas, con estas familias, y la verdad es que cuando se presentan estos hechos, todos los integrantes de la familia sufren las consecuencias y a ello también involucra al agresor. Si bien es cierto la violencia no tiene ninguna justificación en la sociedad, pero resulta sumamente importante darle una mirada también al agresor y para ello es fundamental conocer su conducta y que es lo que ha generado que esta persona actué e esta manera; por lo tanto también necesita una atención profesional personalizada. Nunca seguramente nos hemos preocupado en profundizar y conocer  que hay detrás de un agresor, o por lo menos tener un poco más claro el concepto o el significado de lo que hay detrás de una persona agresiva, o de una persona violenta. Para ello es importante tener claro la definición de estos dos términos agresivo y violento, ambos resultan significar la misma cosa, pero en realidad son constructos diferentes, algunas veces estos pueden actuar juntos, pero otras veces no; es por ello que resulta importante aclararlo.


Se dice que por naturaleza todos los seres humanos somos agresivos, pero ojo, no todos podemos ser violentos. La diferencia consiste en que la agresividad hace alusión al impulso innato, biológico e inevitable que posee toda persona, viene con notros desde nuestro nacimiento y que la llevamos a lo largo de toda nuestra vida; esta agresividad es la que nos permite a los humanos utilizarla para alcanzar objetivos, metas y muchos proyectos individuales; la  agresividad de cierta forma son todos los actos saludables y productivos del ser humano. La violencia en cambio, es de humanos, es el resultado de la evolución cultural,  la violencia es netamente aprendida y por lo tanto puede evitarse. Hacer uso de la violencia es utilizar algunas veces instrumentos con la intención de hacer daño a los demás, esto es justamente el punto en el que se necesita ahondar y trabajar.



La violencia tiene su origen y/o justificación en procesos disruptivos intrafamiliares, asentándose con mayor dureza en la sociedad; la violencia se manifiesta de diferentes maneras en cada persona, familia y sociedad;  tiene mucho que ver aspectos propios del aprendizaje, el tipo de personalidad y la forma como se desarrolla en cada uno de los hogares. Es así que la violencia familiar se aprende y va en aumento, queramos o no aceptarla forma parte de esta cultura machista y/o feminista que venimos arrastrando y adquiriendo como parte de estos inadecuados aprendizajes. La violencia familiar hoy en día se ha convertido en un problema de salud pública y  su intervención tiene que ser urgente e interdisciplinaria en la cual se tiene que seguir involucrando a todas las instituciones sociales, públicas y privadas.

El trabajo en salud mental se convierte quizás en una de las necesidades urgentes en nuestro país, porque es importe seguir apuntando en la prevención y promoción y para ello el estado tiene que actuar con mayor rigor, invirtiendo a través de sus  ministerios (Educación, de Salud, Del Interior y de Justicia) se necesita un mayor presupuesto, puesto que lo que hasta el momento se viene haciendo es sumamente limitado. El trabajo con los diferentes Ministerios mencionados es una prioridad ya que ellos forman parte de los pilares de desarrollo más importantes de un país. Las víctimas de  violencia familiar necesitan encontrar acceso a la justicia, pero también requieren una recuperación psicológica, atención de salud en general y un apoyo social para lograr independencia emocional, laboral y económica, para ello es sumamente importante implementar casas refugio en donde las víctimas pueden instalarse por un tiempo y seguir desde ahí su proceso de recuperación para luego reinsertarse a la sociedad de forma segura e independiente.

El abordaje de la violencia familiar debe seguir entonces con este sistema de trabajo que se viene realizando en los CEM a nivel Nacional, pero se requiere de algo más de inversión, se necesita de un trabajo profundo, organizado y disciplinado dentro de la sociedad, promovida y respaldada por el estado. Tiene que seguir siendo un trabajo integral, en el que se siga promoviendo los principios básicos como lo es la prioridad en los derechos humanos, la equidad de género y sobre todo tomar en consideración el enfoque de interculturalidad, de tal manera que a través de estos enfoques se puedan seguir creando de a pocos una cultura sin violencia y de paz, porque ya es hora de que se valla superando los aún habituales asociaciones que se dan entre Violencia- Machismo - Feminismo y Autoridad muy marcados en nuestra sociedad.



Lizman Mondragón López.
Psicólogo Clínico.